Mientras escribo esta entrada para mi blog, estamos en el aniversario de los eventos que nos condujeron a conocer a JJ en agosto del 2021. Te preguntarás ¿por qué eventos?, así en plural. Bueno, las cosas no siempre son una línea recta y en mi familia valoramos cada pequeño paso, así que hay muchas primeras veces dentro de este proceso gestación simbólica de tres años.
Antes de comenzar la historia, creo que debo presentarles a mi compañero de vida. Después de todo, el proceso es de ambos y lo voy a mencionar bastante. Para el mundo él es el Dr. Héctor Javier Rojas Gonzalez, pero las personas más cercanas le decimos Javi (JJ le dice Javi Javier por molestarle). Él es psicólogo clínico y además de ser psicólogo, tiene muchas facetas, entre esos muchos otros roles están ser mí esposo y papá de JJ.

En un embarazo biológico la gestación comienza con la concepción, y se confirma con la prueba positiva. Dentro de esta metáfora, nuestro embarazo comenzó con asistir a la orientación. Ya la decisión estaba tomada, ese primer paso fue ese proceso de concepción. Luego de tomar la decisión de adoptar, proceso que les conté en mi escrito, “Decidí maternar desde la adopción”, fue en el 2018, para septiembre si no me equivoco, que tomamos la orientación con el Hogar Cuna San Cristóbal (HCSC). Esta orientación es requisito de la organización para poder someter la solicitud de adopción. En nuestra opinión, una parte muy importante del proceso, es una invitación a relacionarte con todas las facetas de la adopción y poder prepararte lo mejor posible para ello. Luego, visitamos el Departamento de la Familia (DF) para también solicitar la orientación con dicha agencia.
A raíz de las orientaciones recibidas Javi y yo tuvimos muchas conversaciones. Una de las decisiones que tomamos fue que, aunque nos tomara más tiempo, llevaríamos a cabo el proceso únicamente con el Hogar Cuna San Cristóbal. En las orientaciones que recibimos, HCSC presentaba un proceso sensible al trauma y un acercamiento muy real hacia todo lo lindo y retante de la adopción. Con el DF se nos hizo difícil conectar emocionalmente, nuestra sensación fue como si estuvieran vendiéndonos un carro. Recuerdo cuando nos dijeron que una vez entramos al registro como potencial familia adoptiva nos podrían invitar a actividades donde compartiríamos con la niñez apta para adopción y nos dijeron “quizás alguno les gusta”. Ahora que he aprendido un poco más sobre los procesos de adopción, sé que en otros países hacen cosas similares. De hecho, en el podcast de “Soy mamá por adopción” hay una historia muy linda que de esta forma se dio la conexión entre una niña y sus papás. Sin embargo, a mí esa idea no me gustó mucho, nos hizo sentir incómodos y decidimos no someter la solicitud con el DF. El proceso es como una montaña rusa, así que añadir más vulnerabilidades emocionales pensamos que no sería efectivo.
Esta decisión también trajo consigo sentimientos de culpa, ¿por qué?. Bueno, una vez la decisión de asumir la pa/maternidad desde la adopción fue tomada, lo compartimos con nuestra familia y amistades. Así que en nuestras interacciones sociales, frecuentemente nos preguntaba sobre “el estatus” del proceso. En más de una ocasión explicamos que el proceso tarda y el nuestro quizás más porque decidimos solo someter la solicitud con HCSC. Muchas personas nos invitaban a reflexionar de que quizás la personitas que estaba en el DF necesitaba más. El pensar que quizás estábamos siendo egoístas, nos llevó a tener la solicitud del DF completada por dos años encima del escritorio, pero vuelvo, emocionalmente no podíamos conectar con ese proceso.
Regresando al proceso de solicitud, pensarían que quizás la sometimos de inmediato. No fue así, les cuento que nos tomó todo un año entregarla. Sabíamos que era un proceso que tomaría bastante tiempo aún después de entregar la solicitud, pero nuestra meta era que al momento de someter la solicitud, tener todo lo que estaba en nuestras manos listo. Durante ese año, hicimos varios cambios en relación al área laboral, ajustamos el presupuesto, pero sobre todo, tuvimos muchas conversaciones. Verán, Javi y yo venimos de familias muy distintas. La familia de Javi es un poco más conservadora y tradicional, la mía no tanto. Adicional, Javi estaba dispuesto a todo para asumir la paternidad y a mí me dio mucho trabajo encontrar ese balance entre la Irma profesional y la potencial Irma mamá. En estas conversaciones también hablamos mucho sobre el tipo de crianza que deseamos asumir. Este tema fue controversial, con todo y que Javi se identifica como aliado feminista nos tomó muchas conversaciones llegar acuerdos accesibles para ambos. Incluso, en ese año tomamos terapia de pareja. Fue bien graciosa la cara del terapeuta cuando se sientan dos profesionales de psicología solicitando terapia de pareja de forma preventiva para enfrentar el proceso de adopción. Así que, la tarea de llenar la solicitud, Javi y yo la complicamos bastante, pero creo que lo volvería a hacer igual. Nos hizo experimentar seguridad en el gran paso que estábamos dando.
Siguiendo la metáfora de la gestación, entregar la solicitud fue la prueba de embarazo. Al igual que un embarazo biológico, a raíz de la prueba de embarazo se toman decisiones. En nuestro caso, entregar la solicitud fue tener esa prueba positiva y decidir asumir el proceso con todo lo que viniera. En el verano del 2019, fui personalmente a HCSC a entregar la solicitud. Luego, vienen los procesos estándares de entrevistas y visitas al hogar que son parte del estudio social. El proceso fue llevadero, sin embargo, Javi y yo conversábamos lo super conscientes que nos sentíamos de no querer contestar dejándonos llevar por la expectativa social y relacionarnos como personas comunes y corrientes que se enfrentan a algo nuevo, un algo que envuelve muchas emociones. En la visita al hogar también se llevaron a cabo las entrevistas a familiares y vecinas. Esto fue todo un evento, nos pidieron solo tres familiares pero la mayoría de nuestra familia quería participar. Cuando preguntamos a la familia quienes podían, todo el mundo hizo arreglos en el trabajo y dijeron presente. Las trabajadoras sociales terminaron entrevistando por parejas y es que la mayoría de nuestros familiares tenían mucha emoción por ser parte del proceso. En ese momento sentimos mucho apoyo, pero también nos preguntamos entre risas qué habrán pensado las trabajadoras sociales, después de todo no estamos siguiendo las instrucciones de forma estricta.
Terminado el protocolo, comenzó el periodo de espera indefinida… En este tiempo realmente no había nada que pudiéramos hacer, llevamos nuestra vida como siempre lo hacíamos. Empezamos a referirnos a esa personita que llegaría a nuestras vida como Puki, eso nos hizo sentir que ya era real, solo que aún no le conocíamos. De vez en cuando compramos cositas para Puki, cosas esenciales así como los libros ilustrados de Harry Potter (jajaja). Mientras teníamos experiencias y aventuras nos preguntamos cómo serían con Puki. La familia y amistades también estaban en la espera. El más gracioso fue mi sobrino Dante que una vez me dijo “¿pero dónde está mi primo? ¿o es prima? ¿o son dos?” al contestarle que era un proceso que tomaba tiempo y que no sabíamos me dice “claro que sabes, dale chequea en el celular a ver por dónde viene”.
En el 2020 llegó la pandemia, ese año sentimos que todo estuvo “frizado”. Javi solo trabajó un mes desde la casa, yo siempre trabajé presencial. Veíamos como a nuestras compañeras y compañeros de trabajo se les hacía difícil balancear la locura de tener crías y trabajar en medio de una pandemia. Frecuentemente pensaba que en nuestro hogar también sería bien intenso si tuviéramos a Puki en esos momentos. Durante ese año seguimos esperando, hasta diciembre, ahí recibimos un email de que había que actualizar unos documentos del expediente. Como nos habíamos mudado, nos visitaron nuevamente el hogar y pasamos por una entrevista virtual donde repasaron las respuestas a nuestras preguntas a ver si se mantuvieron igual. En esas interacciones repasamos nuestras edades de interés y fuimos enfáticos en que no queríamos separar hermanas o hermanos. La trabajadora social se sonrió y no recuerdo exactamente sus palabras pero dijo algo parecido a “algo así estamos pensando”. Al terminar esa entrevista, Javi y yo nos miramos y dijimos “quizás son dos”. Teníamos la idea de que la llamada sería pronto. Nos empezamos a mover otra vez, hicimos varios cambios incluyendo el cierre de nuestra práctica privada que hacíamos los sábados y empezamos a entrenar en las mañanas ya que en las tardes sería difícil con Pukis. Incluso, echamos un vistazo a las escuelas y cuidos que había cerca a nuestra casa y nuestros trabajos.
¿Saben que? No pasó nada…Lo que creíamos que era un inicio de las contracciones, fue una falsa alarma. Esa seguridad de que pronto nos llamarían se fue esfumando con los meses. Ya cuando casi se nos había olvidado que estábamos esperando, a finales de mayo de 2021 recibimos la llamada. Estaba trabajando y en ese momento no podía contestar, pero cuando escuche el mensaje les juro que mi corazón sé frizó por unos segundos. Devolví la llamada y no me contestaron, luego me enteré que cuando llamé estaban hablando con Javi. Esa llamada era del DF donde nos notificaron que habían hecho un pareo con un niño de seis años que estaba en HCSC y si queríamos continuar con el proceso. Javi les dijo “sí, no lo he consultado con mi esposa pero sí”. Ese día lloramos, reímos y nos morimos de curiosidad, Javi se quería ir del trabajo y me decía “es que yo no puedo trabajar así”. Los grupos de whatsapp de familia y amistades estaban celebrando, por fin nos llamaron. Nos hacían preguntas y lo único que podíamos contestar era “es un niño de 6 años, no sabemos nada más”.
Así comenzaron las contracciones... No es que quiera que vivan la incertidumbre que vivimos en ese momento, pero aprovecho este gran evento para transicionar a mi próximo escrito. Después de todo, ya éste me ha quedado bastante largo y falta un montón, créeme, porque las contracciones duraron hasta septiembre. En mi próximo escrito les compartiré el final de nuestro proceso de gestación, hasta nuestro parto. Es decir, cuando JJ empezó a vivir en nuestro hogar y cuando se hizo legal "firmando los papales".
Nota Importante:
Si eres una persona que adoptó o planifica hacerlo a través del Departamento de la Familia en Puerto Rico, deseo aclarar que tu experiencia no tiene porque ser igual a la mía. He conocido familias adoptivas que han llevado a cabo su proceso con el DF y ha sido muy bueno. No quiero que nuestra experiencia, se asuma como un hecho en todos los casos porque no es así. Toda agencia tiene áreas a mejorar y el DF espero pueda hacerlo. Sin embargo, la mayoría de la niñez que necesita una familia son grandes (más de seis años) y están bajo el cuidado del DF.
¿Quieres continuar leyendo? - Lee aquí la segunda parte de este proceso de gestación.